Amanecer de un día fresco, escucho música...un sueño perdido en la memoria que no sé bien que fué, mis ojos se abrieron despacio, muy despacio, no sea cosa que se escape de mí la sensación que has dejado en mi cuerpo, y en mi alma. Podemos pasar muchas horas, caminatas, compras, encuentros casuales con almas en fuga, luego viene la cena, y leo y escucho en cada acto lo que viene. Yo callo, acepto, miro tus ojos, trato en vano de seguir tus palabras todo lo que puedo, y me gana la ansiedad de saber que no importa cuanto hables, no importa cuanto trate yo de explicar lo que me pasa, simplemente una vez más, estarás cerca, tu aliento va a recorrerme...tus manos van a escribir en mi cuerpo, como una pintora se desliza sobre su tela. Tus manos, tus caricias, logran estremecerme, muerdo tu boca, y lentamente me das esa saliva que me eleva, tu lengua navegando mis pasiones, pareciera saber como llenar mi espacio, despacio te vas acomodando, hasta que tu cuerpo encuentra la manera de traspasarme, el mundo se detiene, te estas bebiendo mi alma a sorbos, y no quiero hacer nada para detenerte. El ir y venir tan inquieto me desespera...seguís a mi lado, conmigo y dentro de mí, siento que nos transportamos a otra vida, la entrega es absoluta, un fuego líquido sale de mí, la lentitud con la que nos exploramos parece una danza hipnótica que no quiero que termine... es como si el cielo viniera a nuestro encuentro, y sobraran las respuestas. Te voy sintiendo muy de a poco, y entre gemidos sin control, nos perdonamos todo. Te beso, te persigo, te conquisto y te vuelvo a perder, te cubro de recuerdos el alma, sé que tu piel me recuerda, que hemos dejado firmadas y encadenadas nuestras mentes y nuestras almas, y ruego que nos alcance, que sea suficiente, que nos baste...
Tus abrazos, son de una dulzura inconcebible, te acaricio el pelo, recorro tu cara con mis manos, quiero aprender de nuevo tu esencia, quiero hacer mío tu sudor, tus batallas, quiero poder domar esa fuerza inaudita que te posee y de la que sos dueña.
Nunca olvidé el olor dulcísimo de tu cuello, tu perfume, tus brazos tan firmes entre los que puedo acurrucarme y hacer que mis propios demonios sean una amenaza lejana. El universo entero conspira... las galaxias en cada uno de nuestros encuentros se mezclan, se funden, explotan, se mueren y nacen de nuevo... y somos eso, una mezcla de pecados desparramados en nuestra cama; costumbres, gestos, complicidades que renacen cada mañana, justamente eso... una perfección imperfecta que no necesita de complemento alguno.
Sencillamente hermoso. Te juro que estuve a punto de llorar. ¡Lo juro! Me identifiqué con muchas frases. De verdad que si. Saluditos =)
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