Faltan 2 dos días para la navidad, y se supone que tengo que hacer un post sobre los balances y el espíritu navideño. Todos los centros comerciales promocionan ir a conocer a papá noel, y tienen ofertas de happy hour de descuentos. La gente anda enloquecida, atropellandose por comprar cosas, los colectivos andan a paso de tortuga, y el calor parece una manta térmica que nos envuelve a toda hora y nos pone el humor en pésimas condiciones. He decidido guardarme en casa para no sufrir semejante debacle. He recibido llamadas de teléfono saludandome por las fiestas, deseandome mucha felicidad, por correo postal me han llegado algunas tarjetas de personas que no creí nunca que se acordaran de mí. Mientras las horas pasan, trato de hallarle sentido a todo éste maremagnum de actividad. Mas allá del tema económico, no consigo sentir la noche del 24, como una noche especial. Que la lista del super, que los regalos a primos , tíos, sobrina... digo yo, ésto parece un cumpleaños en masa, me niego. Todos saben que los amo, y los aprecio todo el año. Que si necesitan de mí, voy a hacer lo imposible por ayudarlos. Pero tanta cursilería navideña me da urticaria. Hay un sólo modo de que para mí ésa noche sea especial, y es teniendo a mi lado y compartiendo la cena con mis padres y mi mujer. Nadie más. Nada más. No hay balance, porque todo lo que hice, lo hice con el corazón y no me arrepiento. Si me equivoqué en algunas actitudes durante el año, no creo que sea el día 24 de diciembre y mucho menos la cena de esa noche, el momento oportuno para poner sobre la mesa todos los desajustes... Ya habrá tiempo y momentos para eso. En éste cuasi fin del mundo, que se representa con los días previos a la navidad, una noticia muy bonita me ha llegado. MI proyecto, está por concretarse. La ilusión de tantos años, se está haciendo realidad, poco a poco, pasito a pasito. El mes de enero, va a ser muy importante para mí. Suspendí mis vacaciones al mar, y recorté absolutamente todo gasto superfluo, en pos de éste sueño. Éste proyecto fué cuidadosamente diseñado por mí. Y les agradezco infinitamente la confianza y el respeto que mis socias han puesto en mí. Una nueva etapa comienza, voy a necesitar fortaleza, voluntad y mucha paciencia para llevar adelante éste emprendimiento. Dios y mi hermano que está a su lado van a ayudarme.
Hace tiempo ya, y con motivo de haber ido una noche a una reunión familiar, en donde estabamos con mis primos, que están saliendo de la adolescencia para adentrarse en el mundo adulto, estabamos todos tirados en una cama matrimonial en la casa de mis tíos, tomando gaseosa, desparramados como manchas, y decíamos tonteras y nos reíamos de todo un poco. Noches así, reconfortan el alma, pero además, a mí me dejó pensando. Mi prima lola dijo: - Le gané a pepito en la play!!! Le gané 9 a 7. es un boluuuudo importante! Yo la miré y supuse que se trataba de fútbol, así que dije: - Buenísimo! Te juego un partido en el parque, buscate a 3 amigas más. Loca de contenta mi prima Lola, empezó a pensar en voz alta a quienes invitaría. Yo estaba sorprendida, pues nunca pensé que aceptaría. Mi otra prima Juana dijo: - Ay Lola! vos siempre la misma desubicada! No ves que sos mujer! Yo las miraba a una y a otra y mi cara de poker se ganaba el premio de la noche. Lola dijo: - Y? que acaso las mujeres no podemos jugar al fútbol? si nosotras jugamos MEJOR! Saltó mi primo varón, diciendo: - Que van a jugar mejor ustedes!, andaaaaaaa! Me puse a pensar como hacer para defender a las mujeres sin vender mi condición sexual, y mientras más pensaba , más bronca me tragaba. Opté por decir: - che, saben? hay equipos de fútbol femeninos, osea...existen, y además, hay torneos, y campeonatos. (yo ya había dejado claro que jugaba ese deporte) Se trenzaron en una discusión entre los tres primos, a lo que preferí escuchar y tomar nota, pero no intervenir. A causa de éste hecho, se me ocurrió, de ahí en adelante, observar las reacciones de hombres y mujeres entre sí. He quedado perpleja en más de una ocasión. Los hombres dan por sentado, determinadas actitudes en las mujeres y ellas determinadas otras en ellos. (obviamente hay excepciones, el hecho de generalizar es para hacer más ágil éste post) Es increíble el poder que ejerce la sola presencia de un hombre en las mujeres hetero. Automáticamente adoptan la postura de indefensas, y de no atreverse a invadir el terreno masculino. Los tipos pueden ser lo más torpes del mundo, pero ellas los siguen "venerando" como si fueran dioses. Yo me pregunto: porqué? Y dan por hecho que hay "cosas de mujeres" y "cosas de hombres" Vuelvo a preguntarme: Porqué? A saber: Para un hombre hetero,una mujer debe: - Tener el pelo largo, sino, mmmmm, dudan un poco en el trato, salvo que lleve la susodicha en cuestión terrible minifalda y tacos o que esté vestida muy evidentemente de mujer. - Aceptar, sin cuestionar, el asiento en el colectivo, o pasar primero en cualquier lugar. (no he visto nunca que una mujer hetero rechace esa actitud) - Ser tan fragiles en sus movimientos al punto de caer en la inutilidad (ellos se agachan a alzarle cualquier cosa que se le caiga a la muchacha. Y porqué ellas no pueden? - Que usen aros,pulseras,maquillaje,ropita rosada y chiquita con voladitos, bordaditos, frunciditos, etc etc; que usen cartera (no he podido ver una mujer hetero sin cartera) y me pregunto: Porqué? Todo éste accionar femenino colabora enormemente a la creencia de ellos de: "Y bueh! es mujer, que querés!" Porqué las mujeres usan ropas ridículas? y ellos ropas supuestamente, serias? (no he visto tipos con voladitos, encaje, pantalones rosados ni pulseras ni aros) Porqué? si supuestamente queda bien en una mujer, tendría que quedar bien en ellos...no? Ellas ven hombres y se ponen nerviosas,(no lo entiendo), ellos ven mujeres y empiezan a hacer estupideces: hablan fuerte, sacan pecho, hacen gala de una fuerza física innecesaria. (tampoco lo entiendo) El mundo hetero siempre me resultó muy predecible, y absolutisimamente aburrido. Tienen todo asignado, todo perfectamente delimitado. No entiendo cómo no se asfixian!!! Me pregunto como soportan siempre lo mismo de lo mismo? En fin, opto por respetar otras formas de vivir, porque yo también exijo respeto.
Ayer, caía el sol, las últimas gotas de luz caían al piso derrotadas por la noche, y yo tomé mi cámara, y salí a buscar imágenes. Necesitaba imágenes que retrataran una felicidad con gusto a algodón de azúcar que tengo dentro. Quizá, esa felicidad provenga de ésta época del año, no lo sé. Lo que sí sé, es que por el camino, mientras pensaba en que fotos quería ésta vez,sentí el alma liviana, por primera vez en mucho tiempo, me sentí en paz. Llegué a una plaza, estaba oscureciendo rápido y quería la foto de un viejo árbol, que siempre veo cuando paso por ahí. Cambié el teleobjetivo, y me dispuse a encontrar la posición que me permitiera sacar el mejor angulo, ese árbol valía la pena el esfuerzo, parecía mirarme y reflejar lo que me sucedía por dentro. Mientras gatillaba las fotos te apareciste en mi mente como un fantasma, sin quererlo, sin siquiera planearlo ahí estabas, tan irreverentemente dulce como siempre, tan locuaz y sin leyes como te gusta ser. - Si te acercas, muy cerca de mí, te caes, pensé. Te vas a caer dentro mío, como si un extraño te empujara desde la orilla de un lago. No lo intentes... no lo hagas. No te atrevas a inmiscuirte en mis pensamientos, ni mucho menos aparecerte por sorpresa. Que no estoy para juegos!, pensé. Vamos! es sólo un recuerdo. Un recuerdo... Si hasta pude ver el brillo de tus ojos al mirarme; pude sentir tu aliento fresco como la menta recién cosechada; la suavidad inaudita de tus manos, rozó las mías; se despertaron mis sentidos de repente y...ya no estabas. Un recuerdo... Me quedé unos instantes sin reacción alguna, hasta que el movimiento de las últimas personas que pasaban por ahí, rompió el hechizo. Regresé a mis fotos, sabía que con algo de esfuerzo lograría recuperar la compostura, y así lo hice, traté de pensar en otra cosa, recordé que hacía muchas horas no comía algo decente, y me dispuse a conseguir comida. Un sandwich. Unas papas fritas. Una bebida de naranja. Todo es poco cuando se trata de escapar de los recuerdos...
El universo desiste una vez más de complotarse con mis intereses, y "bate" a ritmo circular un cielo color limón mezclado con crema, y fabrica nubes con forma de sombreros,que cubren mis ideas. Hoy es miércoles y es como si no lo fuera, es como si todo diciembre fuera un solo día. Mi inquietud camina de costado contra una pared, el siseo rítmico de sus movimientos aplaca,a medias, el sonido de algún que otro villancico navideño que proviene de la calle. Me doy cuenta, que tengo todavía la boca con sabor a coco, el sabor que elejiste dejarme antes de irte. Antes de fundirte con ese cielo de limón que me acompaña a todos lados. Camino en círculos viendo la hora, y me parece que son las mismas de atrás para adelante, que de adelante hacia atrás. Me siento a esperar no sé qué,en mi sillón,dejando que el tiempo descuelgue de las paredes mis dudas y las embadurne con óleo color oliva. Y se hace tarde... La oscuridad toma el cuerpo de la habitación y yo caigo entre sollozos a los pies de un extraño dios con forma de halcón, con la voz entrecortada,le suplico la protección que su doble corona da a los bendecidos. Mi copa descansa sobre la mesa, y un resto de líquido se adormece en su fondo, haciendo las veces de escudo contra el inframundo que proviene de mí misma. Si tan sólo pudiera encontrarte, para contarte los muertos que llevo a cuestas, tantas palabras puestas en orden, tantos años tratando de cubrir el dolor de un amor sofocado. Y seguiré esperando, a que algo decapite las fuerzas que me hacen seguir adelante, seguiré entornando los ojos para dibujar a la distancia alguna de tus tardes. No importa que te mueras mil veces dentro de mí o que simplemente desaparezcas para siempre, yo seguiré a tus pies, aunque el dios halcón a veces no lo quiera.
Aprovechando el fin de semana,y con la necesidad de probar una de mis tantas cámaras, se me ocurrió lo que yo llamo "Salir de fotos" osea, ir por la ciudad, tomando colectivos sin tener en cuenta la línea ni el destino, simplemente subir sin elegirlo, bajar en algún sitio que me llame la atención, por algo en especial, puede ser un negocio viejo, una obra en construcción, una pareja de ancianos tomando mates en algún lugar, el frente de una casa de algún color extraño, una situación de una madre con sus hijos etc etc. Lo que hago es pedir permiso para tomar fotos, y en base a esas fotos pedir una historia, cualquiera sea, con unas cuantas preguntas se incita el deseo de "contar" de las personas, pero esas preguntas no deben atentar contra la dignidad ni contra las costumbres. Tienen que ser preguntas que dejen espacio al dialogo, y por sobre todas las cosas que derriben la inseguridad y la desconfianza. Alrededor del medio día del domingo, me encontré con un hombre en las afueras de la ciudad,de unos 30 años, pelo semilargo con ondas, no muy oscuro, con mirada tranquila y modales firmes pero serenos; estaba éste muchacho tratando de negociar unos cuantos diarios viejos con un quiosquero de revistas, mientras yo pasaba por ahí después de haber visto un par de casas interesantes y fotografiado unos cuantos personajes extraños, lo escuché y me sorprendió la manera de hablar, reconocí que no era de mendoza, y sin mucho que perder y con la excusa de preguntar el precio de mi revista preferida: "National Geographic", le pregunté de donde era, y me respondió muy amablemente que estaba de paso por mendoza, que él es de río negro, que viaja en su moto con su perrita como acompañante. Es un artesano, se dedica a la orfebrería. En unos días regresa a su provincia, le gusta viajar por el país, y lo recorre así, disfrutando de todo y de todos; con una alegría y una sonrisa difíciles de ignorar. Me llamó la atención también su moto, su estilo entre hippie y "renegado" (como el de la serie). Me impactó su historia, debo admitir que tuve mucha precaución al iniciar la charla con él, pero con el correr de los minutos me dejó saber que no había nada que temer. Me compartió miles de historias, como cuando muchas veces lo agarra la piedra en la ruta y tiene que pasar la noche en algún bar de mala muerte, o cuando encontró 6 cachorritos mientras viajaba por el sur del país, y a pesar de la dificultad los llevaba con él a todos lados, hasta que al final regaló un cachorrito por provincia... Saqué muchas fotos, se puede decir que hice un "amigo", terminamos charlando de infinidad de cosas, y entre foto y foto siempre tuvo espacio para una anécdota más. Por un instante quise ser como él, con esa libertad y ese modo tan particular de ver la vida. Todo lo que posee, lo lleva con él, y asegura que no necesita fórmula para encontrar la felicidad. Que nunca podría atarse a nada, y que la simpleza es parte de su naturaleza. Almorzamos un par de facturas que nos regalaron en una panadería de barrio, y yo le obsequié un puñado de caramelos que me habían dado en un vuelto. Simpleza. Compartir con otro ser humano la aventura de su vida y aprender a mirar el mundo con ojos ajenos. Juro que disfruté dos horas a pleno. No había etiquetas ni protocolo, sólo la obligación de ingerir alimento para no desfallecer. La comida se transformó en una excusa y una necesidad, no fué una ceremonia ni un modo de ostentación. Me despedí de él, sabiendo que jamás volvería a verlo. Yo sabía que por alguna razón él se había cruzado en mi camino. Y que dos horas fueron suficientes para aprender un poco más de la vida. Le prometí brindar por él y su perrita en navidad, no supo decirme donde estaría ni con quién, no tiene familia, tampoco muchos amigos, quizá el 24 a las 00 esté en la ruta que es donde se siente tan cómodo. Le dí un fuerte abrazo y le pedí que se cuidara mucho, que nos veríamos allá arriba cuando tenga que ser, que no se olvidara de mí, que yo no me olvidaría de él. Regresé a mi casa pensando en muchas cosas, en los aciertos y equivocaciones de una vida así, en las comodidades de las que disfruto día a día, y que no me reportan ninguna compañía. Pensé en qué o cuantas cosas yo sería capaz de dejar, si alguien me asegurara que así yo sería feliz. Me pregunté si mi vida resultaría interesante a alguien, o si mi forma de ser le haría pasar un rato agradable a alguien más. Vuelvo a repetir, simpleza. Una gran palabra, con un trasfondo muy profundo, que pocas personas se atreven a valorar.
