sábado, 3 de marzo de 2012

Sin palabras


Cuando te escuché, se me vino a la mente el hundimiento del "Costa Concordia".
Así tal cual vivo cada día y tus palabras. No voy a ser el capitán que huye del barco, simplemente veré desde la costa, como muere de a poco un coloso.
Que parecía invencible dicen, que vos te jugaste hasta la última ficha y yo también, y... a veces pasa que no sale el número y lo perdemos todo.
No atino a moverme de mi sitio ni emitir discurso alguno, ésta vez no tengo ganas.
Dejo que las olas se lleven la basura que pueda haber dejado semejante estructura.
Semejante sí, porque supo ser muy grande y sólida. Y ahora sólo quedan restos que ni siquiera me importan.
Ya no puedo seguir pagando el precio de tu "haber estado ahí cuando más te necesité", se supone que lo hiciste desinteresadamente, y me has pasado factura desde aquella vez.
Estoy agotada de soportar el peso de las apariencias, sólo por no enfrentar una verdad.
Y me vuelven las imágenes del barco, puro lujo y diversión y terminó todo arruinado.
"Me has traicionado" has dicho. Y fué como una bofetada en plena calle.
Yo misma me he traicionado, te respondí.
Y no hay marcha atrás.
El silencio se adueñó de las dos. Me miraste y mis ojos te devolvieron todas las dudas envueltas en papel celofán.
Yo ya no tenía ganas de nuestro té de medianoche, ni vos tuviste ganas de ver tele ésta vez.
"Ya no te quiero molestar" dijiste.
Bajé la mirada y no dije nada. No había nada para decir.
Si lloraste en silencio no lo sé. Porque yo sí lo hice. 
Me lastimé el alma tratando de salvar éste barco, pero Dios pudo más y lo destruyó.
No sé si fué mi culpa o quizá fué tuya. Yo creo que de las dos. 
Me pregunto, si haré las cosas de diferente manera la próxima vez. Y no lo sé.
Hoy, miré a mi costado cuando me desperté, y no estabas. Se me cruzaron mil imagenes por la cabeza, pero sentí que quería protegerte de éste naufragio.
Quise mandarte un mensaje de texto para saber como estabas y me contuve. No te lo mandé nada, es mejor así pensé.
Estoy segura que querés preguntarme si vamos al super a la tarde, pero tampoco vas a hacerlo.
Y matar las pequeñas cosas duele más que la separación misma.
y ya no daremos caminatas largas charlando de todo y de nada; ya no iremos a tomar café al bar de fer; ni tampoco voy a ir a buscarte a la salida de tu trabajo, para irnos juntas.
Voy a devolverte el anillo que elejiste para mí aquella tarde, y seguramente vas a querer las cosas que me has prestado.
Seguirás viviendo, y yo también, estoy segura.
Va a estar todo bien, dentro de un tiempo. Acordate que la vida sigue, y no hay tiempo para lamentos.
Miremos para adelante, ya vendrán tiempos mejores. Y si alguna vez me necesitás, sabé que podés contar conmigo. Porque soy, por encima de todo, tu mejor y más leal amiga.

                besotes a todas!

                                                                                                                                                                    

2 comentarios:

  1. Sensaciones muchísimo más que conocidas...Pero se trasluce integridad en ellas.Integridad (Así,con mayúsculas) de la buena,de aquella que va,que se eleva,más allá de la rabia,la impotencia,el cansancio,la tristeza..

    Abrazo grande.

    ResponderEliminar
  2. Missie: El respeto por la otra persona y por lo que fuímos, me hace obrar de ésta manera. Deseo por sobre todas las cosas que el fín de la relación no entorpezca el cariño y la honestidad que nos hemos profesado mutuamente. Besos!

    ResponderEliminar