viernes, 8 de abril de 2011

Erase una vez en un colectivo...


Tengo que salir de casa y me parece bueno salir a despejarme un rato, camino hasta la parada de colectivo, ya habían allí dos mujeres de mediana edad. Casi siempre la gente no puede evitar mirarme cuando llego a un lugar, y ésta no fué la excepción. Y me pregunto, Porqué? Que clase de cosa o actitud hace que siempre giren la cabeza para mirarme? Siempre tengo que hacerles el favor de hacerme la que mira para otro lado, porque cuando les clavo la mirada, parece que algo se les sacude por dentro y dan un respingo.
Viene el cole, y dejo subir a las señoras primero (amabilidad que nunca sé muy bien porqué la realizo).
Cuando subo, comienzan las miradas, lo sorprendente es que no son de enojo o reproche, sino de curiosidad y sorpresa.
La gente me trata muy bien siempre, nunca he tenido ningún tipo de discriminación.
Las chicas adolescentes, tienen la habilidad de mirar tan profundamente, que suelo sentir y casi hasta oír dentelladas cerca de mí. Sin saber que soy mujer igual que ellas, intentan "levantarme" por así decirlo, como lo hacen con los chicos de su edad, a veces consiguen ponerme nerviosa. No puedo dejar de pensar: Si supieran! en la que se están metiendo... Obviamente que bajo del colectivo con dolor de cintura de esquivar tantos dardos...
Alguna que otra vez, he tropezado con alguna mujer que no me quita sus ojos de encima, y me obliga a iniciar ese intercambio tan histerico de miradas sin mirar, que se mezcla con sonrisas nerviosas y desintereses momentáneos, para luego retomar las miradas, hasta sonrojarnos ella y yo.
Los hombres son un capítulo aparte... ellos, ponen una declarada cara de no entender nada más.
Algunos no saben como actuar, si dejarme subir primero o no, si cederme el asiento o no.
Les mato los esquemas! Les tiro abajo las normas hetero. Es como si a un actor, se le olvidara la letra de lo que tiene que decir, en plena función...
Una vez, uno me dijo, "Que lástima!,  siendo tan bonita mujer", yo me reí por dentro, y no me quedó de otra que agradecerle en silencio su entendimiento.
A veces me miran para saber si soy hombre o mujer, supongo que no pueden conseguirlo, por eso desisten y me sonríen.
Admito que mi forma de vestir, nunca es del todo definida, al igual que mi corte de pelo... puede ser tanto de un género , como del otro.
Me divierto con las expresiones de la gente, y más de una vez, me han arrancado una sonrisa.
Mis viajes en colectivo son por demás entretenidos, cuando no, una aventura en todo su esplendor.
Ultimamente, quizá por la tele, ya sea "Gran Hermano" (Alejandro y Luz) o por la novela "El Elegido" (Greta y Gigi), lo toman con más naturalidad. Empiezo a perder popularidad jajajaja!
En cierto modo, creo que estamos todos aprendiendo a respetarnos, a reconocernos como somos...sin "taparnos" o finjir lo que no somos por miedo al "que dirán", es casi conmovedor ver a cada paso la voluntad de las personas por saber algo más de mi mundo, y en definitiva...de mí.
Aceptación, integración, amabilidad, entendimiento, cortesía, una danza de palabras y hechos que empiezo a ver y sentir cada día con más fuerza.

                                        Besotes a todas!

                                          

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