jueves, 5 de abril de 2012

Nunca, yo nunca dejaré de amarte...


Y sí, parece la cortina musical de la historia de una novela lesbica de las dos de la tarde (ojalá y existiera), en donde, la pobre protagonista, está casada con una mujer que no tiene idea de lo que es amar... y a ella no le queda más remedio que creerle. Creer sus palabras es difícil, cuando no imposible, y lucha; lucha día y noche por aceptar una verdad que la va consumiendo poco a poco.
La actriz principal, en realidad ama a otra mujer, y esa otra mujer ni siquiera lo sabe.
Reza, la pobre protagonista reza, para que algún día esa otra mujer en cuestión se entere, pero los años pasan y eso nunca ocurre.
Resignada, trata de vivir como puede su matrimonio gris y de darle a su mujer lo que en realidad quisiera darle a la otra.
No puede evitar pensar a cada segundo que está desperdiciando su vida y su tiempo y se siente sola, y canta...
Canta en silencio y para sus adentros canciones de amor como la del principio del post, que son una oda a su deseo oculto y que van dirigidas las más de las veces a su musa imposible.
También recuerda cada mañana, la frase "ten cuidado con lo que deseas" y ese pensamiento la mantiene en estado de trance mientras trabaja, mientras viaja desde su trabajo a la casa, y para cuando llega a su casa se encuentra en un estado de semi obnubilación... como si viera figuras que están todo el tiempo indicandole cosas y diciendole que tenga cuidado, porque el amor puede ser una fuerza incontenible y que cuando es desatada, ya no hay más remedio. Esas figuras también le dicen que sea prudente, que guarde distancia con su propio deseo, porque debe proteger (aunque no sienta interés) todo lo que ha construido.
Siempre intenta pensar en otras cosas, hallarle sentido a lo que la rodea, la mayoría de las veces sin éxito.
Pero de algo está segura, y es que si Dios o lo que sea, le da la oportunidad, ésta vez, la protagonista, haría bien las cosas.
Se duerme cada noche pronunciando un nombre que le escuece la boca, una especie de nostalgia la invade como si fuera el paso previo a una anestesia total.
La mañana siguiente la encuentra inventando excusas para respirar, asiendose con dos manos imaginarias a un hilo que la conecta con la vida. Una especie de respirador artificial, llamado música, la acompaña a todos lados. 
Y sueña, y trata de reir, y suplica...
Cápitulo a capítulo va dandole vida a una trama casi cruel, que atrapa a los televidentes...

                  Nunca, yo nunca dejaré de amarte...♫
                  tendrás que acostumbrarte a vivir con eso. ♪
                  Deja, deja que te abrace fuerte...
                  no hay nada que yo pueda hacer, mi amor, lo siento...♫


                   Besotes a todas!

                                

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