miércoles, 20 de marzo de 2013

La aventura de la lavandería



Todo comenzó hace unos días. Estábamos charlando de bueyes perdidos y riendonos de la torpeza de alguien que conocemos en común.
De repente se te ocurrió que querías ver a mi perra (la de 4 patas, no la otra, joooo!) entonces, me dirigí al dormitorio e hice entrar al animalito por la puerta ventana que da directamente al patio.
La perra se te abalanzó como es su costumbre cuando quiere mucho a alguien, y lametazo va, lametazo viene, en señal de alegría se hizo pis encima.
Casi vuela de un coletazo el mate y el termo que estaban sobre la mesa ratona.
Fuíste a la lavandería a buscar un trapo de piso y algo para limpiar...
Cuando volviste, dijiste:

- A esa lavandería le hace falta la bacha!
- Ooh sí! dije yo, es que siempre fué una materia pendiente. Cuando no es una cosa, es la otra la cuestión que siempre la postergo. Además tengo que encontrar un "muy buen" plomero, porque la mayoría son unos "chastrines", y como no conozco a ninguno... pues, ya van dos años que debería haberla puesto y nada.
- Mmmm. Tengo alguien que te puede ayudar.
- Segura?
- Ajam, te doy su número de cel. Es un amigo de mi papá. Excelente plomero y además estupenda gente.
- Faaa! Cómo no te pregunté antes?

Y ahí comienza la historia.

Compré la bacha de acero inoxidable (en una fábrica, así es mejor...) hablé con el plomero: Don Emilio.
El asunto era, como amuraba la bacha a la pared, primer conflicto. Porque vienen unas de plástico (PVC) que traen los agujeros para colocarlas. En cambio yo, quise una de acero inóxidable que sirven para mesadas y yo no tenía ni espacio ni mesada.
Bien! Algunos hombres me dieron sus ideas:

- Que le hiciera un mueblecito de madera a medida.
- Que la agarrara con "ménsulas metálicas" a la pared.
- Que le soldara una mesa abajo.

Y así, escuché a todo el mundo tirarme ideas, pero como la que tenía que decidir era yo, a ver, vamos a ver dije:

Voy a hacer una mezcla entre la primera y la tercera opción.
Es decir, una mesa tipo mueble pero sin paredes laterales, sólo la de atrás.
Allá partí al herrero (un conocido de mi padre), a explicarle lo que quería y hacerle un dibujito.
El hombre (Don Gonzalez) me miraba con cara de:
"No se supone que es tu marido el que tiene que venir a hacer ésto?"
Ya ve señor Gonzalez, las mujeres también venimos a los herreros (le contestaba yo, telepáticamente).
Segundo conflicto: Me pedía que le diera el alto del armatoste, cuando le dije que tenía que ser entre 0.80 y 0.90, no más y no menos. Preferentemente 0.85 cm de alto.
Pidió hablar con mi padre. Dijo: "él sabe bien, mejor hablo con él"
Lo estupendo del caso, es que mi padre no tiene ni remota idea de las medidas de absolutamente nada. Porque es un asunto mío y de mi casa.
Me reí y le dije: Pruebe y va a comprobar que la que tiene más idea soy yo.
Sólo haga lo que le pido, por favor.
Refunfuñando me dijo que en un par de días estaría listo.
Cuando por fín fuí a buscar el armatoste, era exactamente lo que yo quería. Pero me cayó mal el tipo. Porqué diablos le costó tanto creer en lo que yo le estaba diciendo?
Cuando vino el plomero le encantó lo que se me había ocurrido hacer, dijo que era: original y muy útil.
Ja! Vaya y digaseló a Don gonzalez!
Bacha instalada. Compré grifería nueva y una canilla especial para lavarropas.
El mundo de los hombres es muy fácil, todo está estandarizado, todo es de la misma manera siempre. No les cabe la originalidad, ni mucho menos los inventos. Pareciera que les da miedo o algo así. 
En fín, gracias a la idea de mi amiga de colocar la bacha, aprendí de plomería y herrería, y un montón de cosas más.
Aguanten las mujeres! jajaja!


        Besotes a todas!!!

                  

2 comentarios:

  1. seeeeeeeeeee, suele suceder, los hombres o se asombran y te toman aprecio o te ven como un bicho raro salido de otra dimensión.

    ResponderEliminar
  2. Bueno, si me tomó por bicho, que al menos reconozca que soy uno bastante atractivo...jajajja!

    ResponderEliminar