sábado, 23 de febrero de 2013

La vida es un pomelo!


Y la vida es un pomelo! a veces agria, a veces casi dulce.
Hay momentos como los de anoche, que salimos a pasear y todo es charla, risas y "teneme ésto y pasame aquello", caminar por la plaza mientras la fiesta de la vendimia de la capital se desarrolla; ir abrazadas sin pudor alguno, mientras escuchamos "Otoño en Mendoza" interpretado por el popularísimo humorista mendocino Jorge Sosa. 
Y otros momentos en que todo es solemnidad y gesto adusto.
Estamos hechas para las bromas, para encontrarle el lado gentil a las desgracias cotidianas; pero también somos personas que vivimos una gran realidad, un "iralsuperyquesenosolvidelabilletera" y justo en la caja darnos cuenta. Ahí inventamos puteadas en diversos idiomas y también en colores múltiples, porqué no? Nos enojamos con nosotras mismas y con todos los planetas en derredor, sobre todo si la heladera está a punto de transformarse de blanca a transparente, por no tener nada adentro. Por haber descuidado las compras! 
A veces pasa.
Y las miserias cotidianas no vienen solas, no. Aparece una y trae consigo a toda la famila, incluyendo parientes lejanos.
Que se te perdieron las llaves... y me podés hacer parecer a Freddie krueger, y me dan ganas de perseguirte con una sierra eléctrica...
Que se te vuelca el florero-pecera lleno de agua arriba de mis cuadernos... yo respiro hondo y pienso lo bien que se sentiría tirarte a un foso con cocodrilos de peluche y hacer de cuenta que te comen como si fueses una presa de pollo.
Yo también me mando las mías...
Recuerdo una vez, que bañé a la perra, la dejé hermosa! y no encontré ningún toallón a mano y la sequé con tu toallón nuevo.
El caso es que tu toallón quedó con tantos pelos que parecía un perro con etiqueta. Pasaron casi 24 horas para que volvieras a hablarme.
O la vez que me puse a pintar las puertas de casa, y tranformé en trapitos tu jogging preferido. No recordaba que lo era...
Sólo ví que era viejo y metí la pata.
Por poco me obligaste a hacerle un funeral con acompañamiento y coronas a tu viejo pantalón...
Llegué a ponerme triste y casi lloramos las dos. Menudas bobas!
Cada día es una caja de sorpresas al punto que no sé si alguna vez terminaré por volverme loca.
Hemos descubierto que te ha salido un mechón de canas. Una tragedia anunciada!
La edad te dije yo. Hiciste pucheros y te quedaste en silencio. 
Me dijiste que no querías envejecer y tampoco llegar a vieja. Inexplicable me pareció tu desazón.
Yo llevo con orgullo las mías, porque viví a full y con el corazón, cada situación que me hizo tenerlas; pero al parecer tu idea de la juventud eterna no te permite disfrutarlas.
Quise animarte diciendote: tus canitas son más lindas que las mías y bla bla bla...
No sirvió. Quedaste el resto del día como varada en una nube de pensamientos. Estuviste silenciosa y me mirabas con cara de perro triste.
Un helado? (sé que ese es el remedio infalible) de dulce de leche granizado (odio el dulce de leche, pero bueh!) y cereza a la crema?
Y dí en la tecla y fuímos!
Ahí estábamos: vos, tus canitas y yo, en la heladería del barrio...
La vida es así...
Yo nunca sé en lo que vamos a terminar. Será que en eso reside la felicidad? o tal vez sea el hecho de descifrarlo justo cuando lo estamos viviendo? Vaya uno a saber.


         Besotes a todas!!!
                  
                

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