domingo, 16 de diciembre de 2012

En el lugar menos pensado 2


Y hablamos. Al finalizar la fiesta de cierre de Taller, me animé a llamarte.
Me hubiera gustado estar en esa fiesta con vos, no quería desaprovechar la oportunidad de verte.
Sólo quería charlar, verte y charlar.
Esperé con toda mi alma que no tomaras mi llamada como algo más, porque era sólo eso; una llamada, una invitación a compartir algunas horas en un café, tomando algo rico y contandonos nuestras vidas...
Nos encontramos y era muy tarde. No sé cómo conseguí que aceptaras, tal vez fueron mis ganas, tal vez hay algo de química aunque no la veamos.
Me contaste de tus alumnos, de tu lucha para que salga la ley de reemplazos, de lo que se te cruza por la mente cada mañana al despertarte.
Hablamos de tus sueños, de los míos; de tus proyectos para el año que viene, de mis vacaciones en la costa la segunda quincena de enero; me explicaste un par de palabras difíciles, y yo te divulgé mi amor por los aviones. 
Escuché tus historias de amor frustradas, te relaté la última de mis muertes.
Porque el tiempo está parado para mí.
Casi lloro al jurarte que si no fuera porque me hirieron de muerte, traicionándome, yo sería distinta. Sonreiría.
Pero que no puedo, tengo el corazón en terapia intensiva. El tiempo...dirá.
La pasamos bien.
Me manché la boca con la espuma del capuccino, y casi se te cae el té porque empezaste a reírte.
No nos vamos a cercar de ninguna manera. No nos vamos a limitar al tiempo.
Vamos a disfrutar de vernos y yo le pido al cielo que no sintamos ganas de nada más.
Me encantó como te quedaba ese jean, miré atentamente tus manos a cada movimiento y la suavidad de tus gestos.
Me dió la impresión que la intriga te pone ansiosa cuando corto las frases a la mitad, para que me entiendas sin yo decir nada.
Sensaciones.
Se hicieron las 2 de la madrugada casi sin darnos cuenta. Ya no había colectivos (o al menos eso dijimos). Guardé silencio, puse cara de perro triste y dejé que tu imaginación nos sugiriera una solución...
Conozco unos departamentos, dijiste.
Me hice la desentendida, (porque yo también conozco varios departamentos).
Eso es propuesta indecente, dije poniendo cara de ofendida pero con una sonrisa por dentro.
Oohh! perdoname no quise... me dijiste que nunca había sido tu intención... y bla bla bla... sólo porque no hay colectivos y es peligroso andar caminando solas por el centro y bla bla bla.
Yo casi no podía disimular mi risa...
Tengo dos opciones, pensé inmediatamente.
1- Paro un taxi, le doy 100 pesos al chofer y que la lleve hasta su casa.
2- Le parto la boca de un beso y la llevo a los departamentos de la galería "Independencia".
La opción 1 me daba ERROR! ERROR! ERROR!!!
...
Sólo voy a decir, que Mamá noel existe, y que la mejor noche con espíritu navideño también es posible!!! Y que los desayunos de besos son más ricos que los de Bonafide.

Gracias Santa Claus, a los reyes magos, al niñito Jesús y al burro del pesebre!


      Besotes a todas!!!

              

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