domingo, 8 de mayo de 2011

Fin de la historia de un amor eterno...



Éste es un relato de amor, pero de amor de verdad; de ese amor que asfixia cuando lo tenemos con nosotros y llega a matar cuando nos falta.
Pude ver su rostro desencajado de dolor, acomodado en una silla metálica blanca, tratando de separar un recuerdo del otro. 
Se oían pasar por su mente el día que la conoció, sus primeros años juntos, la llegada de los hijos... la emoción y la alegría que se habían dado mutuamente.
Peleas...como en todos los matrimonios(se decía a sí mismo), a veces muchas y a veces pocas. 
Había fallecido su mujer ; "mi señora", como decía él. Era un hombre vencido por el llanto, y los ojos eternamente vidriosos. Era un alma a la que se le había detenido el tiempo.
Yo supongo que ese tiempo que nunca jamás va a regresar, empieza a envolverlos y a mostrarles todo lo que la otra persona dio en vida. 
Supongo que su llanto era por su propio egoísmo, por su ceguera para ver las virtudes que su mujer tenía y que él nunca valoró.
Por las heridas causadas a propósito, por los gritos sin razón, por las pequeñas venganzas del día a día con su esposa...
Ese hombre estaba inerte suspendido en la pena, de regresar a una cama sin ella, a un jardín de hojas marchitas, a la mesa que ella preparaba amorosamente cada día.
El vacío absoluto. Un silencio mortal lo embargaba. Se veía en sus ojos que todo por cuanto él vivía se había ido para siempre... para siempre...
No quiero estar nunca en su lugar pensé yo. Y fué inevitable. Pensé en vos y en mí, dentro de algunos años.
Como se remonta semejante pérdida? Como se vuelve a la casa y no se ve a la persona amada en cada rincón?
Y los abrazos? Y los besos de toda una vida? como hacer para olvidarlos?
Y me dió miedo. Y me asustó pensar, que todos llegamos a eso alguna vez.
Será ese el verdadero precio del amor?
Será que desde algún lugar, las personas que amamos regresan para ayudarnos a superar su falta?
No lo creo.
Él contaba una y otra vez, los últimos momentos junto a ella. Él hubiera preferido otro momento para que se fuera. O no lo hubiera preferido nunca...
Empecé a vivir mi vida de otra forma desde que viví todo ésto, desde hace una semana.
Cada momento al lado de la persona que amo, es un momento único. He empezado a disfrutar los errores, a quitarle importancia al enojo.
Ahora me doy cuenta del valor inmenso que tiene compartir una tarde con mi madre, de escuchar sus historias, de tomar su mano, de abrazarla.
Largas charlas de sábado por la tarde quedarán grabadas en mi memoria para siempre, no sé cuanto más voy a disfrutar su compañía, pero de ahora en adelante quiero que cada instante con ella pase muy lentamente, y memorizar su vestimenta, su tono de voz, sus gestos.
Quiero recordar todo eso cuando me toque estar sentada en la silla metálica blanca.
Quiero que las lágrimas por mi madre, o por la persona que amo, cuando ya no estén, sea un  "hasta luego" o un "hasta enseguida".
Me quedé con la mirada de ese hombre prendida en el alma, me quedé con su silencio y con su llanto danzandome alrededor.
Me quedé con la idea de que en el lugar donde estaba "su mujer", podía estar yo, podías estar vos, podía estar mi madre. 

                                    Besotes a todas!

                                         

2 comentarios:

  1. Primeramente amiga extrañbaa tus relatos en este blogst.. pero has regresado con algo que me dio que pensar... gracias por estas palabras. Uno a veces vive a mil y no se detiene... en estos detalles, en cada momento vivido con la gente que uno ama, por que nadie en verdad es eterno, a cada uno nos llegara el momento de partir... pero en cada parte de mi mente y de mi ser...estaran, los miles de recuerdos, de cada personita que ame... y seguire amando aunque no esten...
    Amiga te adoro y espero como siempre estes muy bien... besitos...

    *- yamisiones ♥

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  2. Gracias amix! yo también te quiero mucho, te mando un abrazo grande!

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